El interior de la vivienda se muestra como un periplo a través del cual se recorren las estancias, vestidas de tonos naturales, a la manera en que se pasea por un bosque, estimulando los órganos sensoriales, con olores, sonidos y juegos visuales que solo la espontaneidad de la naturaleza es capaz de crear. Para evocar dichas sensaciones, se ha creado un recorrido de doble circulación continuo, manteniendo en todo momento, al menos, dos puntos de conexión visual con los patios que rodean la casa, reforzando así la continuidad interior - exterior en toda la casa.
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