Hola a todos / as,
El viento puede ser un enemigo inmisericorde o nuestro mayor aliado. A lo largo de la historia nos hemos aprovechado del viento para para hacernos la vida más sencilla. Ya en la prehistoria, el viento se convirtió en la fuerza que impulsaba las pequeñas embarcaciones de vela que diseñaron y construyeron nuestros antepasados; varios siglos después, los molinos de viento, que nuestro querido Don Quijote confundió con temibles gigantes, se convirtieron en herramientas muy útiles para la extracción del agua o el molido del trigo. Pero no fue hasta la década de los 80, con la crisis del petróleo que la energía eólica se consolidó como una alternativa rentable.
También en la arquitectura y el interiorismo el viento ha tenido su papel, desde la disposición de los edificios con el fin de obtener protección en ciudades donde alcanza altas velocidades, o la configuración de los espacios interiores a fin de crear corrientes que refresquen los espacios en ciudades cálidas. En este último aspecto es en el que se va a profundizar en este post, en cómo utilizar el viento en los espacios interiores para refrescar la vivienda, higienizar las superficies y ahorrar energía.
Para empezar, vamos a definir este recurso denominado ventilación cruzada natural. La ventilación cruzada natural es un sistema que permite el flujo del viento a través de un espacio interior, esto se logra realizando aperturas en dos paredes opuestas (más óptimo) o adyacentes (menos eficiente). Lo ideal para implementar este sistema en una obra nueva durante la fase de diseño, donde se pueden distribuir vanos de forma óptima. Esto no significa que en obra ya construida no se pueda realizar y que sea una buena solución, sin embargo, puede haber mayores condicionantes que impidan una eficiencia tan alta como en el caso de una obra nueva.
Pero esto no es todo, para diseñar un buen sistema de ventilación cruzada se han de tener en cuenta dos fenómenos muy importantes:
España se sitúa en el hemisferio norte, en esta parte de la geografía de la Tierra el sol realiza su recorrido ficticio desde el este al oeste pasando por el sur (como ya expliqué en este post). Esto significa que la fachada sur siempre será la más calurosa y, por tanto, se habrán de colocar en ellas las ventanas o puertas que extraigan el calor del interior de la obra.
En segundo lugar, se ha de tener en cuenta que el aire caliente siempre se sitúa por encima del aire frío. Esto se debe a que el aire frío es más denso, es decir tiene más partículas de oxígeno por unidad de volumen, esto lo hace más pesado y, por tanto, es atraído hacia la superficie terrestre por la gravedad desplazando el aire caliente hacia arriba.
Así pues, se puede concluir que para conseguir introducir mejor el aire frío en un espacio interior se ha de colocar el orificio de entrada en la parte inferior de la fachada norte mientras que la apertura de salida debe situarse en la parte superior de la fachada sur. Pero esto es simplemente teoría, unas indicaciones para tener en cuenta a la hora de diseñar un sistema de ventilación cruzada. En la práctica se ha de adaptar a las necesidades de cada obra en cuestión.
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