¡Hola a todos/as!
Estoy convencido de que ya habréis visto la famosa obra de arte del plátano en todos los medios, os habréis sorprendido por su precio y os habréis preguntado si un plátano pegado a una pared con cinta adhesiva realmente es arte. Pues bien, en este post os voy a dar mi opinión acerca del mercado del arte actual.
Para los que no sabéis de qué hablo haré una pequeña introducción sobre Comedian, una obra de arte expuesta en el prestigioso museo Art Basel, en Miami. Su autor es Mauricio Cattelan, conocido por obras como el urinario de oro. Su nueva obra consiste en pegar un plátano a una pared con cinta adhesiva para, según él, hacernos reflexionar sobre qué se valora hoy en día en la sociedad. El precio de venta de la obra ha sido de 120000€.
A mi manera de entender, el Arte, en su esencia, se define como una forma de expresión, una manifestación intencionada del ser humano con la que trata de transmitir un mensaje a la sociedad. Ahora bien, ¿cómo se consigue esto? Hay muchas formas de transmitir información a nuestros semejantes y no tienen por qué ser arte. Cuando yo señalo con el dedo a un punto, éste cobra importancia y los que estén a mi alrededor lo mirarán. He transmitido un mensaje con mi actuación, sin embargo, eso no es considerado una Performance. ¿Cuál es la diferencia? El Arte se encarga de comunicar aspectos trascendentales de la vida, temas plenos de incertidumbre que requieren de manifestaciones más elaboradas que faciliten el entendimiento de la gente; o bien, la apertura de nuevas fronteras que no se habían explorado con anterioridad. Para ello, el artista debe contar con unas habilidades artísticas que le permitan el dominio de una técnica con la que modelar una realidad de tal manera que adquiera una forma que conmueva al receptor al enfrentarse a ella. Además, las obras de arte trascienden a su tiempo, aportan algo innovador y especial que las hace únicas y perennes. Por ejemplo, Dalí, en sus obras reflejaba lo que he tratado de explicar, La persistencia de la memoria es una pintura, donde demuestra su pericia, en la que trata la relatividad y el paso del tiempo, un tema trascendental para el ser humano.
Como se puede apreciar, Dalí trató de comunicar algo. Bien sea un mensaje político, social, una emoción o una duda existencial, por ejemplificarlo, el arte debe transmitir y conmover. Tatarkievicz, en su libro Historia de seis ideas (1980) afirma que “El rasgo distintivo del arte es la expresión” (p. 59). Sin embargo, acaba desechando esta sentencia argumentando que escuelas artísticas como el Constructivismo no se entenderían como arte. En mi opinión, esto no es así, las obras de arte constructivistas sí que expresan un mensaje, generalmente político, que hace reaccionar a la gente, les conmueve. El Lissitzky, en su obra Golpead a los blancos con una cuña roja, realiza un ejercicio de simplificación de la realidad a formas geométricas puras, colocándolas de una cierta manera y dando como resultado una composición cargada de mensaje político en plena Guerra Civil Rusa entre el ejército rojo y el ejército blanco.
Considero que el contexto en el que surge una obra es determinante para su entendimiento. La obra anterior, si se creara en la actualidad, no tendría sentido alguno y no trascendería, además no transmitiría ningún mensaje, por lo tanto, no lo consideraría arte. Algo similar ocurre con las obras Ready-Made. Duchamps, con su obra La fuente (1917), propuso un ejercicio de estética, conmovió a la sociedad al afirmar que un urinario era arte, presentó una propuesta innovadora, que trascendió y que comunicaba un mensaje. La peculiaridad de este estilo es que no exige habilidades técnicas, en La fuente el rasgo de inteligencia, de maestría, reside en la ocurrencia de plantear si un urinario es arte o no. El resto de las obras encasilladas en este estilo, como Comedian, carecen de esas condiciones de innovación y trascendencia que deben caracterizar a una obra, por lo que son simplemente copias “baratas” de la obra original. De hecho, creo que es un sin sentido adjudicar la categoría de estilo artístico al Ready-Made, puesto que surge precisamente para hacer reflexionar a la sociedad sobre si un objeto no concebido como obra de arte puede ser considerado arte, en este ejercicio estético reside la valía de esta obra. Una vez hecho este planteamiento el resto de las obras carecen de lógica alguna.
De esto se han aprovechado muchos artistas contemporáneos, Damien Hirst, Donald Judd, Jeff Koons o Mauricio Cattelan, abanderan este estilo para el que no hace falta técnica alguna y de rápida elaboración, convirtiéndose en máquinas de fabricar productos, que además se venden a altos precios, solo por el hecho de estar firmados bajo su nombre. Y es en esto en lo que se ha convertido el mercado del arte contemporáneo, una lucha de egos por demostrar quién paga el precio más alto por una obra a pesar de que ésta no sea arte.
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