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¿Qué es el lujo?

Foto del escritor: Alejandro EscobedoAlejandro Escobedo

Actualizado: 24 sept 2020

¡Hola a todos/as!

Hoy os vengo a hablar sobre uno de los conceptos más confusos e interesantes relacionados con el bienestar y el confort del ser humano, se trata del lujo. Muchos lo persiguen, otros rehúyen de él, pero, ¿qué es realmente? A continuación, os expongo mi opinión apoyándome en el libro El lenguaje de las cosas de Deyan Sudjic.


1. Representación del lujo en el siglo XXI en los países desarrollados.


El lujo, como concepto, ha variado a lo largo y ancho de la historia y la geografía. Hace miles de años, el mero hecho de seguir vivo era un lujo. Años más tarde, en Europa, darle a un interruptor y que se enchufara una bombilla también lo era. Hoy en día, en determinados países subdesarrollados, continúa siéndolo. En la actualidad, en Occidente, un lujo puede ser tener una televisión de tantas pulgadas que resulta incómodo verla porque no hay suficiente distancia al sofá del salón. A pesar de estas diferencias, el lujo siempre obedece a una premisa, la escasez. De hecho, esta cualidad atribuye la condición de lujoso a elementos que, en principio, no lo admitirían. Sudjic (2009) afirma que “la escasez puede convertir en un lujo la posesión o el disfrute de las cosas más sencillas” (p. 81). En mi caso, por ejemplo, considero un lujo el hecho de poder reunirme con todos mis amigos para tomar algo. Al vivir cada uno en un sitio distinto, y estar o bien estudiando o bien trabajando, resulta muy complicado poder quedar todos.

Esa complejidad, esa dificultad de las cosas, es otra de las cualidades ligadas al lujo. “Si el lujo se basa en la dificultad y la escasez, una vez que el esfuerzo ha sido eliminado, también desaparece el marchamo del lujo” (p. 106) sentencia Sudjic (2009). Por ello, también en este sentido ha cambiado el concepto de lo lujoso en la sociedad. Antiguamente, el ornamento de una mesita que con tanto esfuerzo tallaba un artesano, era sinónimo de lujo, ya que la compleja ejecución y, por consiguiente, la gran cantidad de tiempo necesario para efectuarlo, hacían que la producción de ese mueble fuera escasa. Sin embargo, este paradigma cambió con la Revolución Industrial. El escritor británico apunta “La relación entre el lujo y la artesanía, siempre compleja, ha variado desde los tiempos de Veblen. La artesanía ha acabado asociándose con la idea de hacer las cosas con cuidado, y la industria sugiere estandarización” (p. 104). Por tanto, el lujo ha sufrido una adaptación a los tiempos modernos y se han hallado nuevas técnicas, que rezuman complejidad, para mantener la percepción de lo lujoso cuando nos enfrentamos a ello.


Deyan Sudjic enuncia (2009):

El lujo contemporáneo depende del descubrimiento de nuevas cosas difíciles de hacer. Puede ser el uso de un material en cantidades superiores a las estrictamente necesarias. Puede consistir en ocultar las costuras de un traje o las juntas de la carrocería de un coche en las que un panel coincide con otro. (p.106)


En el ámbito de la arquitectura, el minimalismo, en apariencia sencillo y elegante, es uno de los más complejos de elaborar. Un mueble sin agarrador para abrirlo es más difícil de diseñar, más caro y, por tanto, más lujoso.

La industria ha desplazado al artesano a un espacio recóndito, donde cada vez tiene menos oportunidades para brillar.


Sobre esto, el autor escribió (2009):

La artesanía por sí misma ha sido marginada casi hasta la extinción. Se ha reincorporado dentro del sistema industrial proporcionando las habilidades necesarias para fabricar las máquinas que a su vez fabrican las cosas que usamos. Y esas habilidades son las que apuntalan el lujo en el sentido contemporáneo. La artesanía es esencial en la producción aeronáutica, en la fabricación de naves espaciales y en toda la industria automovilística de la Fórmula 1. (p. 106)


La artesanía ha quedado relegada a ciertas empresas que hacen de ello su distinción dentro del mercado, o a la elaboración de productos tradicionales en mercadillos.


Una vez he analizado las premisas, lo que hace que un elemento sea o no lujoso, voy a tratar las consecuencias que se extraen de estos productos, el por qué se valora positivamente el lujo.

Principalmente, el resultado de adquirir un objeto de lujo es el posicionamiento social que te otorga; la distinción, y por tanto, la exclusividad, cualidad muy valorada por la sociedad. Hoy en día, conducir un Mercedes te atribuye inmediatamente, la imagen de triunfador, de pertenecer a una clase social alta, de adquirir productos que no están al alcance de todos y, en definitiva, de llevar una vida mejor que el resto. Pero esto no solo ocurre en el siglo XXI.


2. Mercedes Clase S Coupé.


Sudjic escribió (2009):

Poseer un producto de los Werkstätte era la marca de pertenencia a una cierta élite cultural. Si querías ser como Gustav Mahler, el rey de Bulgaria o la familia Stocklet de Bruselas, sólo tenías que adquirir un conjunto de servilleteros de los Wiener Werkstätte. (p. 103)


Alcanzar dicho estatus, o transmitir esa imagen, no tiene un único camino. En la época Victoriana, el ornamento, lo ostentoso, lo recargado era la forma que tenían las clases acomodadas de reflejar su poder adquisitivo. Por el contrario, en la actualidad está considerado de mal gusto y es la sencillez de las formas puras lo que muestra lo lujoso o no que es un objeto. “La sobriedad es un tema recurrente de lo que suele describirse como lujo aristocrático. Encarna la idea de que es de mala educación hacer de la riqueza algo obvio y demasiado visible” (p.112) afirma Sudjic (2009).


Lo que no varía, independientemente del estilo con el que se haya confeccionado un producto, es el precio. El lujo es sinónimo de caro. Como dijo Veblen “La utilidad de los artículos valorados por su belleza depende de manera directa de lo caro que resulten”. Actualmente, la marca Apple, lleva consigo un aire de lujo y exclusividad que no tienen otras marcas. La producción de un iPhone no es más cara que la de otra marca, y las características técnicas son similares a las de la competencia. Sin embargo, Apple siempre eleva sus precios por encima del resto. Esto le confiere esas cualidades que antes mencionaba.


3. iPhone X.


En una sociedad como la actual, donde en los países desarrollados no hay prácticamente necesidades reales, donde todo es abundante e inmediato, lo lujoso habita cada vez más en las cosas más sencillas, comer un fruto que tomamos directamente de un árbol, respirar aire puro o escuchar el silencio de la naturaleza. Quizá, si continuamos avanzando de la forma que lo hacemos, y seguimos explotando el planeta que habitamos llegue un día en el que el mero hecho de seguir vivo sea un lujo.

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