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El pabellón arqueológico de la Serpentine Gallery

Foto del escritor: Alejandro EscobedoAlejandro Escobedo

Actualizado: 24 sept 2020

¡Hola a todos/as!


Hoy os escribo sobre una de las galerías de arte moderno más famosas de Europa, la Serpentine Gallery, situada en Inglaterra. En ella cada año un estudio de arquitectura diseña un pabellón que permanecerá abierto al público durante varios meses. En 2012 fue el turno de Herzog y De Meuron, dos reconocidos arquitectos que, en mi opinión, hicieron uno de los mejores trabajos.


La Serpentine Gallery comienza su actividad en el verano del año 2000, acogiendo el pabellón inaugural diseñado por Zaha Hadid. Desde entonces, cada año arquitectos de renombre han sido elegidos para materializar sus ideas en forma de pabellones efímeros que son expuestos durante 3 meses. Estos arquitectos no deben haber construido en Reino Unido y dispondrán de 6 meses, desde que se les comunica que han sido seleccionados hasta el fin de la construcción, para desarrollar la obra. Toyo Ito, Sou Fujimoto u Oscar Niemeyer han sido algunos de los encargados de tal tarea, además de Herzog y de Meuron, protagonistas de este post.

Hay que remontarse a 1934 para conocer los inicios de la Serpentine Gallery. Todo comenzó con el edificio de la institución, construido en los jardines de Kensington, en Londres, para albergar un pabellón de té. En 1970, comienza su compromiso con el arte, convirtiéndose en un espacio expositivo donde artistas como Mathew Barney, Dan Flavin o Louise Bourgeois han presentado sus obras y, a día de hoy, es un lugar de referencia en todo el mundo en el ámbito del arte contemporáneo y la arquitectura.

Jacques Herzog y Pierre de Meuron son dos arquitectos nacidos en 1950, en Suiza y, cuya asociación, junto a la de más de 40 personas y 400 colaboradores conforman el estudio de arquitectura Herzog & de Meuron, establecido en Basilea. El pabellón fue diseñado con la colaboración de Ai Weiwei y estuvo abierto desde junio de 2012 hasta octubre de ese mismo año.


1. Pabellón de Herzog y de Meuron con la colaboración de Ai Weiwei. Fotografía por John Offenbach.

Con este proyecto, los arquitectos pretendían sumergir a los visitantes en la historia de la Serpentine Gallery. Para ello, cavaron un hoyo, de unos 5 pies por debajo del nivel del suelo, hasta que encontraron agua. Establecieron este como el punto de mayor profundidad del pabellón y una forma de dar visibilidad al agua que hay oculta bajo la galería. Finalmente, esta especie de pozo se convirtió en el destino de la lluvia que precipitase sobre la plataforma que cubría la obra. En el proceso hallaron restos constructivos de diferentes formas y materiales que habían servido para hacer realidad los proyectos anteriores. Estos fueron tratados como los arqueólogos los huesos encontrados de una especie extinta. Decidieron mantenerlos como parte de la obra, como recuerdo de los pabellones que habitaron previamente los jardines. Después, añadieron como símbolo de estos 11 proyectos anteriores, 11 columnas que, junto a la duodécima, que simbolizaba el pabellón actual, mantenían un techo situado a 1,5 metros de altura.


El espacio se distribuye condicionado por los “tesoros” encontrados, creando un escenario lleno de recorridos multidireccionales, con superficies a diferentes alturas, que permiten a los visitantes pasear, sentarse, tumbarse o, simplemente, maravillarse con la belleza que le rodea, es decir, lo que se llevaba haciendo 12 años en los pabellones de la Serpentine Gallery.


3. Imagen 3D de visitantes experimentando el espacio.

Todo este espacio está revestido de corcho, un material fácilmente manejable, y al que muchos arquitectos recurren para materializar sus obras. Además, es un recurso sostenible que cumple con la función estética requerida por los autores, la simulación de la tierra.

En cuanto a la plataforma que cubría el espacio, se colocó a una altura de 1.5 metros y a unos 5 pies respecto del césped que crece en los jardines de la Serpentine Gallery. De esta forma, quienes acudieron al pabellón podían ver su reflejo dibujado en dicha superficie, puesto que simulaba la presencia de agua estanca. Cuando precipitaba en Londres, hecho bastante común, esta plataforma protegía a los visitantes del pabellón, recogía el agua y la dirigía al agujero cavado en el inicio de la obra. Cuando estaba seco, actuaba como escenario y sobre él tuvieron lugar algunas actuaciones de baile.


4. Vista aérea del pabellón. Fotografía por John Offenbach.

Personalmente, considero el pabellón de Herzog y de Meuron como uno de los mejores en el ámbito estético. Conjuga a la perfección lo moderno y lo primitivo, un toque minimalista mimetizado, en gran medida, con el jardín de la Serpentine Gallery. En cuanto al concepto, el hecho de que sea el pabellón número 12, un número simbólico tradicionalmente; por ejemplo, un año tiene 12 meses; aporta mayor sentido a la idea de hacer de este pabellón una forma de repasar la trayectoria de los 11 diseños previos y poner fin a una etapa, como diciembre a un año, de la Serpentine Gallery.

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