Hola a todos / as!
Hoy os vengo a hablar sobre un tema un tanto controvertido en el mundo del diseño y es: en qué debe recaer la importancia de una obra, en el diseño de la misma o en el diseñador. Qué es lo que perseguimos como diseñadores, ¿que se hable de nosotros o de nuestra obra? Y como consumidores, ¿la satisfacción personal que sentimos al decir que tenemos una silla Wiggle o la comodidad de disfrutar de una buena lectura recostados en una butaca Breda?
En mi opinión, extensible a cualquier disciplina, la importancia recae en la obra. Yo escucho Under Pressure por ese increíble y reconocible riff de bajo con el que inicia la canción, por el significado de su letra o el final apoteósico mezclando las voces de Freddy Mercury y David Bowie. Admiro a Sergio Ramos por sus actuaciones en cada partido y por haberme dado incontables alegrías con sus goles decisivos y en Netflix elijo las películas de Leonardo Di Caprio porque disfruto viendo cómo se transforma en un agente de policía infiltrado, un millonario drogadicto o un explorador abandonado a su suerte en medio del bosque. Y esto no es una excepción en el ámbito del diseño. El mérito de Miguel Milá, por ejemplo, es el habernos facilitado la vida con sus diseños bellos, funcionales y eficientes, donde no hay cabida para la pretensión.
Es eso a lo que yo aspiro, a crear espacios que faciliten la vida a quienes vengan a pedirme ayuda, nada más. Pero entonces, ¿qué aporto yo como diseñador? ¿Cuál es mi seña de identidad? ¿cuál es mi estilo? ¿Utilizo siempre líneas rectas? ¿Introduzco siempre vegetación en mis proyectos? ¿Utilizo siempre colores llamativos o diseño todo en blanco?
Pues lo cierto es que, aunque tengo mi gusto personal, procuro no limitarme a la hora de diseñar y adaptarme a cada persona. Por supuesto que trato de que haya un hilo conductor en todas mis obras, pero intento que no sea caprichoso y evidente. Con cada proyecto busco que sea atemporal, funcional, ordenado y diseñado, en la medida de lo posible, con materiales naturales y autóctonos. Pero todas estas premisas van enfocadas a mejorar el proyecto y no mi imagen como diseñador, a hacer obras que perduren en el tiempo, que sean sostenibles, económicas, eficientes y que proporcionen confort a quienes las habiten.
Por supuesto, respeto cualquier postura al respecto y, simplemente, comparto la mía para quien la quiera leer. Pero, francamente, me entristece ver cómo se desatiende la obra por el ego de su autor. Algo parecido está sucediendo en el mundo del arte, como ya comenté en un post anterior, y no me gustaría que ocurriera lo mismo con el diseño. Tenemos una responsabilidad con la sociedad y no podemos descuidarla.
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