¡Hola a todos/as!
Después de más de tres meses de confinamiento, tres fases de la desescalada, y un incontable número de comparecencias de Fernando Simón (Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad) debido al Covid-19, se empieza a ver la luz al final del túnel. Por ello es necesario mirar hacia el futuro, aprender de los errores cometidos y trabajar para, en mi caso, mejorar los diseños de las viviendas e incrementar la calidad de vida de sus inquilinos. En este post voy a tratar de analizar qué dificultades han sido las más comunes en la convivencia durante la cuarentena y qué cambios serán necesarios para diseñar la vivienda perfecta para el futuro.
El impacto inmediato que sufrió la vivienda tras la pandemia fue la devaluación de su precio entorno a un 10%. Se prevé una recuperación lenta en forma de “U” que culminará en el año 2022, donde se calcula que los precios recuperaran los valores pre-Covid-19. También se ha observado un cambio en el mercado, y es que, ahora se valora más el espacio, la cantidad de metros cuadrados de la vivienda, a costa de sacrificar una buena localización en el centro de una ciudad.
Centrados ya en el interiorismo, la primera tarea que se debe atajar es la higienización de los espacios. Como ya sabemos, el virus se transmite principalmente a través del contacto entre seres humanos, pero también por contacto con superficies previamente infectadas por una persona enferma. Por tanto, es importante que nuestro entorno permanezca limpio. Esto es algo en lo que personalmente pongo mucha atención. En la actualidad, tenemos menos tiempo libre, y lo último que queremos hacer con las horas del día que nos quedan de ocio es pasarlas limpiando la casa. Por ello, preveo diseños que faciliten dicha tarea, con superficies lisas, continuas, gran cantidad de zonas de almacenaje y aprovechamiento óptimo del espacio, sin rincones ni recovecos en los que se acumule la suciedad. La tecnología nos puede servir de mucha ayuda en los diseños, ya se están desarrollando interruptores de manos libres, puertas automáticas o con manivelas para los pies o ascensores con activación por voz para evitar el contacto de ciertas supereficies, por ejemplo, en las zonas comunes de un edificio.
El segundo punto a trabajar, es la configuración del espacio, tradicionalmente las viviendas se organizan mediante tabiques rígidos que delimitan las estancias de la casa. En la actualidad, existen incontables estilos de vida, tipos de familias, situaciones laborales, modos de turismo y cambios entre ellos. Esta cuarentena no ha hecho más que acrecentar el abanico de actividades que deseamos realizar en el interior de la vivienda, por lo que ha llegado el momento de actualizarlas. La flexibilidad espacial será clave en las viviendas del futuro. Existen ya multitud de sistemas de compartimentación del espacio en el mercado, desde paredes correderas, a celosías, biombos o cortinas. Estoy seguro de que durante esta cuarentena no he sido el único que ha estado moviendo muebles para tratar de convertir el salón en un sitio de relax, una oficina de trabajo, un lugar de reuniones familiares y un gimnasio.
Relacionado con esto, parece que el teletrabajo ha venido para quedarse. Si nos remontamos unos veinte años atrás, recordaremos las típicas oficinas divididas en cubículos individuales. Hace unos diez años se empezó a implementar el coworking, los espacios abiertos en los que los trabajadores podían interactuar fácilmente. Sin embargo, en los últimos años esta tendencia estaba desapareciendo y parece el que Covid-19 ha sido un catalizador de este proceso. El teletrabajo reúne las ventajas de ambas propuestas. Por un lado, está el confort de estar en casa, lo que bien utilizado se traduce en mayor productividad; la intimidad y la concentración de una oficina de los noventa y, gracias a las telecomunicaciones actuales, podemos hacer reuniones con varios compañeros de trabajo y practicar el coworking como en las oficinas más vanguardistas.
Para terminar, voy a hablar de lo que considero una piedra angular del interiorismo, la iluminación. Me voy a centrar en la luz natural, puesto que es la que más se ha echado de menos durante este tiempo de encerramiento. La terraza se ha convertido en un espacio vital para muchas familias durante el confinamiento, un oasis de libertad, un contacto con la naturaleza, con la ciudad, con los vecinos y familiares, con nuestra vida de la ya vieja normalidad. Es por esto que considero que su diseño se debe cuidar tanto como el de cualquier otra estancia, integrarla con el salón creando un espacio más continuo.
La luz del sol es un elemento que está presente en cada obra, es el material más económico y diferenciador de la buena y mala arquitectura y, en muchas ocasiones no lo tratamos como tal. Un correcto aprovechamiento de esta energía repercute directamente en el bienestar de las personas. Nos brinda una luz cálida y clara, a la que nuestros ojos se han adaptados durante siglos. Nos proporciona vitamina D, y aumenta la felicidad. Además, contribuye a la sostenibilidad del planeta y puede rebajar considerablemente la factura. Sobre esto hablaré más en profundidad en un post futuro.
Estos son algunos de los cambios que personalmente preveo en las viviendas tras la crisis del Covid-19. El ser humano es, posiblemente la especie que mejor ha sabido adaptarse al medio a lo largo de la historia, y a ello debemos nuestro éxito evolutivo. El nivel de resiliencia es incomparable con el de cualquier otra especie. Es por ello que, desgraciadamente, oímos en los medios que una nueva especie está en peligro de extinción mientras que la población humana no deja de multiplicarse. Desde que Homo Sapiens pisó la Tierra hace unos 13000 años hasta hoy, todo parece haber cambiado, y siempre hemos sabido adaptarnos: la agricultura, la escritura, la máquina de vapor, Internet, la Peste, la fiebre española o el calentamiento global son ejemplos de momentos históricos clave para el devenir del ser humano como especie. Ahora nos ha tocado vivir la pandemia de COVID-19 y no sé si los cambios que he mencionado anteriormente son los que finalmente se producirán, pero no tengo ninguna duda de que nos sabremos adaptar a ese futuro inmediato, a esta nueva normalidad.
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